El gran Omar Vizquel

Cuando en 1977 participó con 10 años en el Mundialito Preinfantil, ya algunas personas se percataron de su potencial. La primera, sin duda, fue su mamá Eucaris. "Ella me llevaba en autobús a todas las prácticas, tengo mucho que agradecerle", afirma Omar Vizquel al otro lado del teléfono desde Seattle. Pertenecía a los Criollitos de Venezuela, pero a esa edad la pelota era un simple hobby. "Jugaba para divertirme y aunque soñaba con ser pelotero, no fue hasta los 14 años que me empecé a tomar en serio el béisbol". Sus compañeros de la Escuela Secundaria Francisco Espejo estaban claros que su compañero de caimaneras iba a ser una estrella deportiva. A los 16 años un amigo lo invitó a unos entrenamientos con los Leones del Caracas y a los 17, el equipo capitalino lo firmó. Los cronistas dicen que fue por poco dinero: le tocaba demostrar si tenía madera de pelotero. "Mis comienzos fueron muy difíciles. Nunca fui un muchacho grande y no parecía contar con todas las cualidades para llegar". De hecho tuvo que escuchar repetidas veces lo que parecía una sentencia: "Tienes buenas manos, pero no bateas y te falta altura para ser un grandeliga". Corría el año 1984 y ya Vizquel era un convencido: "Siempre he sido fuerte mentalmente, muy terco y trabajador. Creo que eso fue lo que me diferenció de los otros muchachos que se quedaron en el camino. Cada una de las cosas negativas que me dijeron las convertí en mi mejor motivación". Esa misma temporada Vizquel estampó su firma con los Marineros de Seattle. Su guante era noticia, no tanto su ofensiva. "Cuando estaba en la categoría Doble-A por consejo de un coach me mandaron a batear a la zurda cuando nunca lo había hecho. Al principio fue un problema para mí, pero funcionó. Me permitió aprovechar mi velocidad y comencé a dar hits". El salto a la gran carpa Solo seis meses después del estratégico cambio, el sueño se hacía realidad. El 3 de abril de 1989 debutó en partido oficial como grandeliga frente a los Atléticos de Okland. "Fue un día glorioso para mí, la lástima fue que mis papás no estuvieron allí. Estaba nervioso y cometí un error. Lo recuerdo todo como si hubiera sido la semana pasada". A partir de aquel día comenzó un largo periplo de 24 temporadas. De los Marineros de Seattle (5 temporadas) se fue a sus queridos Indios de Cleveland (11), después pernoctó en los Gigantes de San Francisco (4), los Rangers de Texas (1), los Medias Blancas de Chicago (2) y los Azulejos de Toronto este 2012. En cada...

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