Un gran tipo

El día se le apareció de pronto.Había dormido un sueño inquieto que no le deparó descanso. Esperanza reposaba junto a él, con su placidez habitual. Permaneció inmóvil en la cama, abrazado a una de sus dos almohadas, con la mirada perdida. Estaba confundido.Flotaba.--No quiero despertarla.Extrañaba la fuerza renova dora con la que amanecía cada mañana, de lunes a viernes, a la misma hora: cinco y cincuenta.Eran las siete y media cuan do se incorporó, algo mareado y sudoroso, para pasar por el baño y aliviarse antes de ir a preparar café. Aguardó inmóvil, la mente en blanco, mientras el fuego y el agua hacían su tarea. Ni el aroma ni la propia infusión le produjeron el gratí simo efecto vivificante de siempre. Cuando lo tuvo en la boca, le pareció desconocido, muy amargo.En ese momento se figuró el significado de su reunión de la tarde de ayer con el presidente de la firma de contadores en la que trabajaba desde hace diez y siete años, a la que ingresó poco después de haberse graduado. Un chispazo le recorrió el cuerpo.--Por eso es que me dijo tan tas cosas del pasado, todas muy buenas, y con ese tono como de lástima, de arrepentimiento. Me estaba preparando para lo que me va a informar hoy a las tres y media. ¡Me va a botar! Está clarito.Cuando el agua fría comen zó a caerle sobre la piel despejada, justo en el centro del cráneo, notó que la energía remontaba en su cuerpo y en su mente. Sin proponérselo, los finos dedos de sus manos presionaron con fuerza el jabón, al punto de que se les escurrió y cayó al piso. Mientras se agachaba a recogerlo, murmuró con su voz queda de siempre, pero esta vez con una firmeza inusitada, como si de una orden dirigida a sí mismo se tratase: --Tengo que mantenerme calmado y aparentar que no sé nada.Después de lo ocurrido, los empleados de la firma compartían su sorpresa.--Lo único extraño que pasó hoy fue que por primera vez en muchos años llegó tarde a la firma.Sin embargo, acordaban que, salvo por eso, estuvo como siempre: Amable. Callado. Prolijo. Casi todo el tiempo sentado en su escritorio. Leía y escribía documentos, sacaba cuentas.Encerrado en sí mismo.--Normal, pues. El señor Da niel Costea siempre ha sido un gran tipo.--Yo sé lo que todos piensan de mí. Yo sé que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR