La guerra que ganó el sexo

Nietzsche escribió que es necesario estar firmemente asentado sobre los propios pies, pues de otro modo no se puede amar. La frase ha regresado a mí en estos días, como música de fondo, al ver dos películas muy diferentes sobre un mismo tema: mujeres que hacen la paz con la abstinencia sexual. La primera es una obra de fic ción, La fuente de las mujeres, la más reciente película del realizador del El concierto, Radu Mihaileanu. Es una producción francesa, dirigida por un rumano de origen judío e interpretada por mujeres árabes residentes en Francia. Fue presentada en Cannes, Bruselas, Estocolmo y Río de Janeiro. En esa fábula milenaria, una jo ven se rebela contra el maltrato y la discriminación de los hombres. ¿Cómo? Huelga de sexo. Quizás uno encuentre demasiados personajes estereotipados en 120 minutos, pero el realizador salva su propósito al hundir sus pies en las raíces de las mil y una noches. Su naturaleza posee una sensibilidad que convence más allá de su frágil verosimilitud. La otra película es un documen tal, Reza para que el diablo regre se al infierno. Lo dirigió la estado unidense Gini Reticker y ganó el premio al mejor documental en el Festival de Tribeca, en Nueva York. Y en el centro de estas imágenes sí aparece la que sin duda es el motivo de esta columna, una negra extraordinaria llamada Leymah Gbowee, liberiana y aguerrida como ella sola. Esta luchadora de 39 años de edad posee una maestría en Transformación de Conflictos, otorgado por la Universidad Menonita del Este, en Harrisonburg, Virginia. Y ha sido certificada en Prevención de Conflictos y Formación en Consolidación de la Paz en el Instituto de las Naciones Unidas. En 2011 recibió el Premio Nobel de la Paz. Leymah Gbowee no usa las pa labras en vano. Un día tuvo un sueño. Se despertó con la idea de que había liderado una reunión en una iglesia. Era un mitin para luchar por la paz en Liberia. Corría el año 2002 y ya habían transcurrido 13 años de una cruenta guerra civil que se llevó por delante la vida de 150.000 ciudada nos de ese país. Sin duda fue un sueño inspira dor. Gbowee citó a numerosas mujeres que habían perdido a sus hijos en la guerra, en el mercado donde los rebeldes buscaban soldados inexpertos para...

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