La Habana mira al mundo a través del arte

La Bienal de La Habana no tiene nada que ver con Venecia ni Sao Paulo, porque nació en un país en revolución. La frase de Alexis Leyva Kcho Âuno de los artistas visuales cubanos más conocidos dentro y fuera de la isla viene como anillo al dedo para contextualizar el evento, que este año combina los bajos presupuestos y las tensiones ideológicas de siempre con una nutrida presencia internacional. Lo primero que llama la aten ción en esta edición es el número de artistas y muestras procedentes de Estados Unidos. Es el caso del Proyecto Paladar, que reúne a chefs neoyorquinos y propietarios de paladares, como se denomina a los restaurantes familiares en la isla. La actividad Âde carácter independiente propone superar las barreras ideológicas, idiomáticas y culturales a través de la comida. Significativa es la llegada de parte de la colección Ella Fontanals-Cisneros asentada en Miami y su filial CIFO Europa, que se exhibe desde el sábado pasado en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana con el título Una mirada múl tiple. Estaba en La Habana por otras razones. Visité el museo y entregué catálogos a los curadores, que consideraron mostrar la colección. Es la primera vez en 50 años que se hace una exhibición de ese tipo. Para mí es significativo porque nací en Cuba y es un honor poder hacer algo por la gente, dice vía telefónica Ella FontanalsCisneros. La selección incluye nombres como Marina Abramovic, Vito Acconci, John Baldessari, Sophie Calle, María Fernanda Cardoso, Olafur Eliasson, Tracey Emin, Eugenio Espinoza, Andreas Gursky, Mona Hatoum, Rafael Lozano-Hemmer, Jenny Holzer, William Kentridge, Joseph Kosuth, Barbara Kruger, Ana Mendieta, Gupta...

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