El habla extraviada

De no haber leído dos frases luminosas, escritas por dos amigas columnistas, hubie se cometido el error de comenzar este artículo dedicándome a argumentar ferozmente que Venezuela es un país de intolerantes, enfermo de desprecios mutuos, aminorado por el uso dominante de la injuria y la descalificación contra aquellos de quienes disentimos, y por las supremacías morales que cada grupo social se construye para despreciar a los otros. Era eso lo que había comen zado a escribir en relación con la manera despiadada, ofensiva y cruel con la que han reaccionado muchas personas, incluso amigos de cuyo talento y probidad nunca he dudado, en relación con las posturas de los jóvenes entrevistados en el documental Caracas, ciudad de despedidas, convertido en la semana que hoy concluye en un escándalo mayor. Por si alguien aún no lo sabe, el documental reúne a un grupo de jóvenes universitarios, representantes de una clase media acomodada Âlo que en Venezuela algunos llaman despectiva o envidiosamente niños bien o sifrinosÂ, que explican ante las cámaras, de manera absolutamente desenfadada, las razones por las cuales se van o se quieren ir del país. Las causas que alegan Âla in seguridad, el tráfico infernal, la escasez de oportunidades son por todos conocidas y, además, suficientemente razonables para entender que alguien, sobre todo un joven, quiera emigrar. Entonces, tenemos que pre guntarnos: ¿Por qué se produce el apedreamiento colectivo que, además de insultos oficiados indistintamente por chavistas y demócratas, ha incluido amenazas contra su integridad física y solicitudes al Gobierno para que sean expulsados del país? A mi modesto entender, por dos razones: la primera, por el hecho de que estos jóvenes Âya sea por sinceridad, frivolidad o inconsciencia se han atrevido a decir públicamente lo que mucha gente piensa y pocos expresan. Y al hacerlo, se enfrentan a la hipocresía colectiva. Porque, en el fondo de nuestros corazones, somos miles, millones, los venezolanos Âincluso muchos que tenemos compromisos profundos con este fracaso colectivo llamado Venezuela que en algún momento hemos pensado que todos tenemos...

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