¿Hacia la ruptura histórica?

En el curso de estas últimas semanas, Hugo Chávez ha anunciado dos decisiones ejecuti vas complementarias, cuya significación debía de haber agitado el ánimo de los ciudadanos hasta un elevado grado de exasperación. Por una parte, la orden de acelerar a fondo el proceso de conversión de Venezuela en un Estado comunal. Por la otra, la puesta en marcha inmediata de un proceso constituyente de carácter permanente, asambleísta y revolucionariamente tumultuario, para que el poder popular, al fin, pueda expresarse con absoluta libertad, sin necesidad de intermediario alguno. Según el artículo 5 de nuestra ley fundamental, la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, que la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el poder público. Inmediatamente después añade que los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos. En ningún momento menciona la Constitución la construcción de una sociedad socialista o de ese Estado comunal que Chávez viene proponiendo desde hace meses. Por la simple razón de engañar una vez más a los ciudadanos, hace pocos días, Chávez trató de hacer coincidir malévolamente el sentido de lo que es nuestra democracia, según la Constitución, con sus más obsesivos y no precisamente democráticos intereses políticos. Su argumento, transmitido en cadena de radio y televisión, fue que mientras la Constitución de 1961 le escamoteaba su poder al pueblo al obligarlo a ejercer su poder soberano mediante el sufragio, o sea, mediante la representatividad, la de 1999 advierte que esa soberanía en efecto la ejerce el pueblo, pero ahora de manera directa. Sin mencionar para nada el sufragio ni las leyes que regulan la vida nacional Una tramposa manipulación para justificar la legalidad de la mentira, pues en la Constitución no existe nada que le permita al régimen imponer, en el actual marco legal de Venezuela, un sistema político basado en una democracia directa. O que le conceda legitimidad alguna a la afirmación de la diputada Blanca Eekhout el pasado jueves, sobre cómo, gracias a las comunas, el poder constituyente desplazará al poder constituido es decir, al viejo Estado burgués y profundizará el socialismo. Por supuesto, la idea no es ori ginal. En los primeros tiempos de su revolución, para justificar la suspensión para siempre de los procesos...

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