¿Hacia dónde va Venezuela"

Los venezolanos de la oposición acudieron a las urnas electorales del 26 de septiem bre con una gran esperanza.

Aspiraban, en el peor de los casos, a que el voto de cada uno de ellos contribuyera substancialmente a reducir el poder casi total que ejerce Chávez desde hace años con impunidad absoluta. Que esos votos lo obligaran a emprender una ruta más sensata y, sobre todo, muchísimo más democrática.

Sin embargo, a sólo cin co semanas de haber sufrido Chávez una derrota indiscutible, la situación política y existencial de Venezuela no parece haber experimentado cambio alguno. Como si esas elecciones no se hubieran celebrado jamás. En el fondo, para Chávez, aislado dentro de su enfermiza obsesión por reproducir en Venezuela el imposible modelo institucional, político y económico de Cuba, los mecanismos formales de la democracia, los eventos electorales en primer término, sólo constituyen un disfraz de gran utilidad práctica para disimular el carácter autocrático de su régimen, llamado eufemísticamente bolivariano. Ante esta realidad, Chávez siempre se ha mostrado dispuesto a participar en el juego democrático y electoral, aunque siempre jugando con evidentes ventajas. Ahora, cuando a pesar de sus maniobras habituales y de las manipulaciones del Consejo Nacional Electoral con los circuitos electorales para favorecer sus intereses políticos, el régimen fue derrotado, a Chávez se le presentan dos opciones posibles y categóricas: aceptar los resultados del juego, lo cual equivale a despedirse de su revolución para siempre, o desconocer sus reglas y aquí, caballeros, la verdad, no ha pasado nada.

La gravedad de esta situación impulsó a la Conferencia Episcopal Venezolana a reunirse el pasado jueves en asamblea extraordinaria y emitir un documento donde descarnadamente se señala: Concluido el proceso electoral de septiembre, se comprobó que el país está dividido en dos, con el peligro real de mantenerse de espaldas un grupo contra otro... Estamos ante el reto de asumir un proyecto democrático común que favorezca una cultura política de cooperación mutua y no de eliminación del adversario.

Como es natural, la mayo ría de los venezolanos de todas las tendencias comparte esta convicción de asumir un diálogo que le permita a Venezuela avanzar en un proyecto democrático común. Por razones de prudencia elemental, los redactores del documento prefirieron esta vez no referirse a las consecuencias que tendría para...

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