Haiman el Troudi, un hombre viable

Estimado Sr. Ministro: Esta misiva es amistosa, llena de un cariño y de la admiración que usted se ha ganado por la útil obra que realiza en las vías de Caracas. Le escribo porque, así como critico cuando se hacen cosas malas, también elogio cuando alguien, en medio de este desastre, logra hacer algo positivo y digno de destacar.Sé que en este estalinismo fascistaderechadeizquierda, una alabanza mía y además, publicada en El Nacional, es un peligro. Pero... ¡ya no puedo callar más mi admiración! Conste que no se trata de sentimientos raros hacia su per sona. No. Yo ya salí del clóset y públicamente confesé que amaba a Ramos Allup. Además, no soy hombre de dos hombres.Cuando usted comenzó a trabajar con este gobierno, pensé: este ministro no pega.En las reuniones, usted destaca por estar limpiecito, por su peinado de niño travieso y por esos elegantes lentes que resaltan su mirada vivaracha e inteligente. Definitivamente, usted no pega.¿No me cree? Vea los videos de reuniones con el presidente. Con honrosas excepciones, todos están feítos y mal vestidos, parecen el profesor Jirafales y sus alumnos. Sin embargo, en medio del caos estético, usted resalta con su im pecable camisa de cuadritos y su impoluta figura de dandy socialista, en especial cuando está delante de ese pocotón de generales gordotes. ¡Allí usted brilla! ¿Recuerda a los ministros Carlos Genatios, al general Rivero...

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