¡Hambre!

Un barrio. La cola de Mercal. Una muchacha saluda a su amig a: Chama, no te vi ayer. Es que no salí en todo el día responde la amiga, es que tengo mucha hambre y para olvidarme, me echo a dormir, a dormir todo el día. En Venezuela siempre hemos tenido pobreza, injusticia, incluso miseria, pero hambre pura y dura, como para echarse a dormir y así olvidarse de ella, sinceramente, no. Para una gran parte de nuestro pueblo no hay comida ni dinero para comprarla. Eso sí es nuevo. En un barrio este estado de cosas es muy grave.Tendría que ser una persona muy aislada, hombre soltero proveniente del interior, sin familia, que se encierra en una habitación alquilada, para que algo así le sucediera, pero que diga eso una mu chacha con familia, con amigas, joven, nos habla de una situación que va, más allá de lo individual, a un problema colectivo, extendido. En un barrio siempre se tiene quien ayude: Cónchale, chama, no he comido. Alguien resuelve.Por tradición solidaria sabemos que un plato de comida no se le niega a nadie. Pero ya hemos llegado al momento en que las tradiciones solidarias venezolanas, los mecanismos de la cultura contra el hambre, están fallando, están siendo desmantelados por la necesidad. Mi vecina, que tiene una bodeguita mínima, me confiesa: Aquí llega gente sin comer y yo no puedo darles comida porque apenas tengo para mí y mi familia.El otro ya no resuelve porque tampoco tiene.Alguien que trabaja en CA...

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