El hambre busca en la lonchera ajena

L as manos de José buscan en el salón lo que pocas veces tienen al alcance en la nevera de su casa. A las 10:00 am sus compañeros de tercer grado sacan sus meriendas. Sin nada para unirse a ellos, extiende las palmas vacías: Dame, dame. Con esa frase inicia la ruta del hambre que cumple desde el año escolar anterior en una institución privada en Valle Abajo.Para sus 8 años de edad, no tiene ni la esta tura ni el peso que debería haber alcanzado.Las maestras saben que desayuna en casa porque su hermana de 12 años que estudia en el mismo colegio lo ha mencionado. En total son cuatro hermanos. Académicamente es un alumno solvente. La mamá siempre está trabajando, es el único sustento de la casa. Nos ha dicho que tiene que administrar la comida para que le alcance. En ocasiones José se ha robado los alimentos, aunque él lo niega. Entonces lo regañan y le pegan, explicó la psicopedagoga del plantel, que prefirió no revelar su identidad.Cifras del Centro de Documentación y Análisis de los Trabajadores indican que para diciembre de 2017 un trabajador requería de 45 salarios mínimo para cubrir los gastos de la canasta básica alimentaria, cuyo costo ascendía a 7,8 millones de bolívares. Esto bajo un contexto inflacionario de 2.616%, de acuerdo con cálculos de la Asamblea Nacional. En esta situación resulta difícil para los padres resguardar a sus hijos de la crisis, realidad que empuja a los escolares a entrenarse en el delito.José está atento a las sobras, está acos tumbrado a recibirlas. Y cuando no obtiene nada, toma los restos cuando nadie se da cuenta. Él ya sabe que algo quedó en el envase y lo busca. Está como un radar. Hemos hablado con él para corregirlo, y ya no lo hace. Pero no deja de velar. Se acostumbró a pedir. Puede llegar a presionar para que le den comida, dijo la psicopedagoga.El suyo no es el único caso en la institución. La crisis económi ca que impide satisfacer las demandas del estómago también ha obligado a Asdrúbal, de 7 años de edad, a esperar los descuidos del receso para quitar meriendas. La maestra debe estar atenta para que eso no suceda. Ya los padres y representantes han puesto quejas en el colegio.Una de las cosas que están produciendo estos robos es el es trés al que está sometido el niño porque no tiene comida en la casa y trata de resolverlo por la vía ilegal. Es un estrés crónico ante la falta de alimentos, afirmó Olga Ramos, miembro de la Asociación Civil Asamblea de...

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