Hartazgo y más de lo mismo: México, UE y Reino Unido

Es fácil y falso equiparar acontecimientos cercanos en el tiempo y en las emociones. Al mismo tiempo, en ocasiones se vuelve irresistible la tentación de establecer analogías o detectar patrones de conducta que facilitan la comprensión. Algo de esto hay hoy en México, en Estados Unidos y en Europa, particularmente en Inglaterra.Existe un agudo hartazgo con múltiples afrentas en estos países o regiones. En Europa occidental y central, por parte de unos, con el desempleo, con los refugiados sirios, con las costumbres musulmanas y con el islam jihadista, con gobernantes a distancia Bruselas, y con una sensación intangible de pérdida de identidad. Por parte de otros, el hartazgo se dirige contra la discriminación racial y cultural, contra el desempleo de jóvenes marginados, contra universidades disfuncionales.En Estados Unidos el hastío, que en ocasiones se transforma en desesperación, abarca desde la rabia de jóvenes negros que no aceptan ya los excesos de policías blancos, hasta la de anglos blancos y cincuentones, indignados por el discurso y la práctica anti-cop de los manifestantes. Se extiende, por supuesto, a quienes se han visto obligados a canjear un buen empleo en una fábrica de automóviles por otro de mesera en McDonald’s, de lati nos hartos de vivir en las sombras y de white old men que no comprenden por qué en las calles, parques, bares y estadios de sus comunidades se habla un idioma extraño. En México, las elecciones, las encuestas y las anécdotas confirman el mismo hartazgo. Sólo...

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