Henry tiene la palabra

Ados años exactos del secuestro de Leopoldo López y de las primeras manifestacio nes de 2014, la calle y la salida como urgencia nacional impostergable vuelven a ocupar el pensamiento y la imaginación de los venezolanos. Una realidad que se ha acentuado fatalmente durante las últimas semanas, a medida que el creciente e indetenible deterioro de la circunstancia política y existencial de los venezolanos hace aún más apremiante la convicción de que la permanencia de Nicolás Maduro en la Presidencia de la República es el mayor obstáculo para eludir la inminente catástrofe por venir.Dos hechos ensombrecen este turbio horizonte nacional. Uno fue la postura antidemocrática del oficialismo durante la primera discusión del proyecto de Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional, compromiso no transable de la oposición con los electores del 6-D, resumida por Diosdado Cabello, quien con su habitual y violento rechazo a quien no comulgue con las ruedas de molino del chavismo, le advirtió al país que haga lo que haga la Asamblea, en Venezuela no habrá amnistía, conciliación ni reconciliación. En el marco de la estrategia oficial, el Tribunal Supremo de Justicia y el Poder Moral se encargarían de ejecutar este categórico golpe a la Constitución y a la civilidad de los venezolanos.El otro hecho relevante fue la patética e incoherente intervención de Nicolás Maduro en cadena de radio y televisión para informar de las últimas decisiones de su gobierno en materia económica, más de lo mismo pero peor, que en lugar de iniciar el rescate de Venezuela, la hundirán aún más en el abismo de la crisis, cuyas coordenadas, anunciadas al fin por el Banco Central, son la escalofriante tasa de inflación correspondiente al año 2015, nada más y nada menos que 180,9%, la más elevada del mundo, y una contracción de la economía de 5,5%.Esta ingrata situación nos ha ce ver con claridad, en primer lugar, que la necesidad de pro ducir un cambio inmediato de gobierno como gran prioridad nacional no se alcanzará por obra exclusiva de la acción parlamentaria; en segundo lugar, que solo añadiéndole a esta difícil realidad política el factor calle podrá la Asamblea Nacional compensar su debilidad institucional, y escapar del cerco montado por Miraflores con el...

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