Hubo muchos héroes en la Bahía

Este fue el año que los Gigantes, en este caso de San Francisco, esperaron por mucho tiempo. Ya habían ganado cinco jue gos de Serie Mundial mientras jugaban en Nueva York, ciudad que dejaron para mudarse a San Francisco antes de la temporada de 1958. Era desde 1954 que los Gigantes habían ganado su último Clásico de Otoño. Pero los Gigantes terminaron con su sequía de manera dramática, amarrando el Oeste de la Liga Nacional en el último día de la temporada regular, antes de ganar 11 de 15 juegos en la postemporada que finalizó con el título de la Serie Mundial en apenas cinco partidos sobre los Rangers de Texas. Los Gigantes ganaron su pri mera Serie Mundial para San Francisco detrás de una clásica combinación: Pitcheo y defensa. Una franquicia reconocida por contar con grandes cañoneros usted seguramente ha escuchado acerca de Barry Bonds, Willie Mays, Willie McCovey y Mel Ott lideró las Mayores en promedio de efectividad 3.36 por apenas la segunda ocasión desde que se mudaron al Oeste. Los Gigantes también registraron un porcentaje de fildeo de .988, el mejor de la historia en San Francisco. Los Gigantes carecieron de un bateador capaz de conectar 30 jonrones y producir 100 carreras, y ocuparon la novena posición en la Liga Nacional en carreras anotadas. Aun así, sus bates se las arreglaron para complementar su pitcheo. El recién llegado Aubrey Huff bateó para .290 y lideró al club con 26 bambinazos y 86 remolques, uniéndose a varios de sus compañeros que compartieron extraoficialmente el título de Jugador Más Valioso como el dominicano Juan...

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