Hipólita y Matea

El traslado simbólico de los restos de las negras Hipólita y Matea al Panteón Nacional pone de manifiesto los excesos del culto a Bolívar que tantos estragos ha causado a la conciencia de los venezolanos. Hemos traspasado cualquier tipo de fronteras en la glorificación del héroe para convertirlo en principio y fin del destino de un pueblo, es decir, en brújula exclusiva de los pasos de la sociedad hasta el día del juicio final. No puede caber mayor disparate, seguramente único en los anales de las naciones modernas, a través del cual se niega la presencia de otras figuras de importancia, condenadas a lugares irrelevantes, pero también la participación de todos los hijos del pueblo en la fábrica de una historia común.. Si hemos llegado al colmo de aceptar que oficialmente la nación se denomine República Bolivariana, cuando dos de las esclavas del Libertador reciben los honores del más ilustre de nuestros cementerios solo presenciamos cómo se pone la guinda a un batiburrillo de manipulación y propaganda que nos ciega y disminuye.Hipólita y Matea se exhiben ahora como piezas estelares del procerato porque cuidaron al niño Simón Bolívar, es decir, porque fueron sus leales sirvientas, porque cumplieron a cabalidad el trabajo al que estaban obligadas por su condición de criadas sin salario ni descanso. El tratamiento de los esclavos fue severo en la mansión del niño Simoncito, especialmente cuando la presidía don Juan Vicente, un padre de familia de armas tomar que no dudaba en azotar a los negras que se alejaban de su disciplina, o que se negaban a ofrecerle su calor en la cama.Sobran pruebas de esas vejaciones protagonizadas por un señorón a quien se moteja de lobo infernal en un extenso expediente que reposa en los archivos del arzobispado, averno del que se libraron Hipólita y Matea porque la cabeza de la mansión pasó a mejor vida y pudieron trabajar como sirvientas sin el acoso del dueño muerto.Podemos suponer, entonces, que se las traslada simbólicamente hasta el Panteón por su labor de domésticas diligentes y afortunadas, pues otro mérito no tienen, que se sepa.Pasan a la gloria porque cui daron a un héroe en su niñez, o porque se libraron de la despiadada tiranía de un patrón desaparecido en buena hora.¿Puede...

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