Historias de un pasado totalitario se narran entre las ruinas de un teatro

Libros que envejecen en una esquina, una lámpara a medio encender y dos butacas entre las sombras muestran una sala de teatro que ha sido devorada por el tiempo y la tiranía. Pero las dos mujeres no se van. Se niegan a perder lo que les queda.

Priscila y Natalia se gritan desde los lados opuestos del salón. Sus cabellos color ceniza coronan unas siluetas desgastadas por la escasez de porvenir. Una es la esposa y la otra la amante de un director de teatro que ha muerto hace más de veinte años. Entre recuerdos y polvo recorren lo que se ha convertido en su trinchera contra el olvido, mientras relatan sus propias historias.

El cerco, escrita por el dramaturgo español José Sanchís Sinisterra y dirigida por Basilio Álvarez, es la pieza en la que Tania Sarabia y Carlota Sosa interpretan a dos seres ingenuos que han perdido su libertad y luchan por rescatar lo que les queda del arte.

La extraña muerte de Néstor Caposo, el director de una compañía teatral censurada y perseguida, ocurrió durante la instauración de un régimen autoritario. En la sede de lo que fue El Teatro del Fantasma ya sólo quedan escombros y dos mujeres que se niegan a abandonarla. El recuerdo de tiempos mejores y el amor por el mismo hombre las ha mantenido unidas. Además, se han propuesto hallar un misterioso libreto que podría ser la causa del supuesto accidente: El cerco de Leningrado.

La pieza fue escrita pero nunca interpretada, les llegaba a los actores como a cuentagotas por lo peligroso de su contenido. Cuando Priscila Âla legal, la administradora de la empresa y Natalia Âla actriz, la secreta hallan los parlamentos se dan cuenta...

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