El hombre de las sorpresas

Nueva York, año 2001. De 9 a 12 pm, en el restaurante Mi México -en Broadway Av.-, se presenta los lunes y los martes el Trío Sorpresa. Lo componen la flautista rusa Yulia Musayelyan, el cantante puertorriqueño Carlos Feliciano y un joven guitarrista venezolano llamado Álvaro Paiva Bimbo. Ganan 20 dólares por tres sets más la cena; si no hay clientela, tocan para los cocineros del lugar. "Bésame mucho". "Si nos dejan". El trío se llama Sorpresa porque Paiva suele andar perdido, punteando acordes que poco tienen que ver con las melodías originales. 11 años después, cuando lo recuerda, se ríe. "No sabía nada de música popular ni de jazz todavía. Ni siquiera había empezado mi primera clase allá y ya estaba matando tigres". Guitarrista, compositor, director, arreglista, productor y promotor cultural, hoy sí que sabe de música popular. También de jazz. Miembro del Ensamble Kapicúa y del grupo Cabijazz, Paiva Bimbo es uno de los fundadores de la Movida Acústica Urbana (MAU), un colectivo de grupos que exploran nuevas sonoridades y fusiones con la música tradicional venezolana. Tras colaborar con Aldemaro Romero -"un guitarrista que toca como los ángeles", dijo una vez de Paiva el autor de "Carretera"-, Ilan Chester, Eddy Marcano y la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, y con artistas como Alfredo Naranjo, Luis Enrique, Guaco, Yordano y Cecilia Todd, el músico ha sido director de espectáculos como el reciente Tributo a Serrat -con 19 artistas que versionaron los temas del catalán- y actualmente participa en el proyecto Rock y MAU (con Malanga, Caramelos de Cianuro, Cheo Pardo de Los Amigos Invisibles, La Vida Bohème, Rawayana, Viniloversus, Nana Cadavieco y 12 músicos de la MAU), que viste canciones de las bandas participantes con ritmos venezolanos. Su nombre figura hasta en la sopa en los proyectos más atípicos. De espíritu emprendedor e hiperactivo, se le intuye una fe ciega en el trabajo duro; también en los milagros oportunos. Aprendió a nunca decir que no. "Tuve un profesor de música de cámara que nos decía: 'si alguien les dice que necesita un músico que toque ukulele o lo que sea, ustedes van y tocan. Digan siempre que sí'. Adopté eso y me ha funcionado bien. No lo hago para tirármelas de versátil, sino porque la música me vuelve loco y estudio mucho para poder hacer eso", asegura. "La gente cuenta conmigo bastante. Más de una vez me han dicho 'chico, me dijeron que vas a tocar en tal sitio con tal y cual, ¡qué bien!' Averiguo...

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