Ser homosexual sigue siendo un secreto familiar

No sólo 24 años separan a Juan Carlos y Andrés. Meses de ofensas y agrias disputas verbales los alejan y socavan la paz familiar. Hasta que, al fin, padre e hijo deciden dirimir el asunto frente a un tercero. Por eso la psicóloga los escucha y observa, a la espera de que agoten la batería de acusaciones que se arrojan, para luego intervenir y aconsejarlos. En escena, el típico drama familiar que pocas veces se resuelve dentro del hogar. Andrés no acepta el hecho de que su hijo mayor, estudiante de ingeniería, haya confesado su homosexualidad. Criado bajo los cánones de la familia normal, Andrés S. es de los que siguen el precepto de que mejor tener un hijo ladrón que gay. Mientras, Juan Carlos se defiende: No soy una loca, y que papá me catalogue así es la mayor ofensa, se queja el joven de 19 años de edad, que se armó de valor y en medio de la cena reveló que está enamorado de otro chico. Cada vez es más frecuente que los jóvenes admitan tener deseos sexuales hacia personas del mismo sexo sin llegar al conflicto, y hay en general mayor libertad y espacios para expresarlo, apunta la psicóloga clínica Ruth Hernández, al hacer notar que algunas series de televisión contribuyen a romper el cerco. Pero reconoce que aún así prevalece el problema generacional. Puede ser que lo revelen frente a los amigos, pero se les hace difícil hablarlo con los familiares. Tengo que confesarles. Si bien en Venezuela la condición de homosexual Âhombres y mu jeres no se castiga con la horca como en Irán, o con cadena perpetua como en Guyana, esa opción de vida no las tiene todas consigo, según Luis Sierra, líder de LGBT Red de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transgéneros, cuyas denuncias de atropellos o las peticiones para que una pareja homosexual tenga derecho al crédito bancario, legalice su unión o que el Registro Civil permita a alguien cambiarse el nombre según su identidad de género, confor man todavía la señal de desigualdad que el actual Gobierno dejó en el olvido. Somos visibles en épocas electorales; de resto, constituimos un estorbo y nuestros reclamos nunca se convierten en acciones legales, se queja este abogado de 38 años de edad, que...

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