El horizonte irresistible

Pocas cosas resultan más contundentes que un hombre de pie frente a la inmensidad del hori zonte. He allí la clave del mítico western que colonizó la imaginación de tantos cinéfilos en el planeta. La vastedad era un enigma indescifrable. Centrado en un oeste sin colo nizar, una naturaleza expuesta a todos los peligros fundó un género literario de ficción que se trasladaría al cine con la emoción y la grandeza de los espacios abiertos en la gran pantalla. La construcción del ferrocarril y la búsqueda de oro establecerían las coordenadas de las pasiones humanas. Cuando ese mundo parecía congelado en los museos y en los libros, que todavía estudian el impacto de las viejas películas del oeste, a veces exhibidas en TNT y algún otro canal de cable, apareció Walt Longmire. Hombre curtido por el dolor de una esposa muerta, que se niega a colgar la estrella de sheriff, Longmire es el personaje central de las novelas de Craig Johnson, que ha comenzado a publicar la editorial española Siruela, del Grupo Planeta. Su espacio natural es el condado de Absaroka, en Wyoming, a escasos pasos de una de las reservas naturales más antiguas del mundo, el parque Yellowstone. Como afirma la escritora Annie Proulx, en Wyoming los terneros mueren congelados de pie, las montañesas se enamoran perdidamente de un tractor John Deere, y los chinos siguen siendo los dueños del negocio. Allí, en Wyoming, en pleno siglo XXI, pasea sus heridas más profundas Longmire, un tipo curtido, que no se deja vencer fácilmente. Buen lector de Arthur Conan Doyle, quiere retirarse después de veinticinco años de defender la ley frente a esa naturaleza insondable. Es como si el ampuloso John Wayne hubiera perdido sus pasos en el condado de Twin Peaks, gobernado por David Lynch. Un asesinato se convertirá en obsesión: un joven blanco implicado varios años atrás en la violación de una mujer cheyenne. Y Cheyenne es no sólo la capital del Estado, sino precisamente su ayudante, Henry Oso en Pie, an tiguo boina verde en la Guerra del Vietnam. Johnson ha sumado novela tras novela hasta construir una saga policial con leyes propias. Todo un planeta de personajes y situaciones, de tonalidades, que no podían mantenerse...

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