Humillar al adversario es fascismo

Mi primer encuentro con el franquismo, a muy corta edad tendría unos 10 años me dejó vivamente impresionado, tanto que suele reproducirse la memoria, como el corazón, tiene freno y marcha atrás cuando la política se degrada y los cobardes aprovechan la impunidad de que gozan para humillar al adversario.Ocurrió con una carta que reci bió mi padre, de su hermana que estaba en España, obviamente abierta por la censura, con un papel engomado burdamente pegado en un costado para hacer más descarada la violación y en el interior un par de cuartillas escritas a mano, en castellano estaba censurado el catalán, encabezadas por un rótulo: ¡Viva Franco, caudillo de España por la gracia de Dios!...Supe entonces que la exclama ción de respaldo al dictador, indispensable para que le pudieran dar curso a la correspondencia, era una forma de humillar por partida doble, al remitente que estaba en el país rodeado de terror y al destinatario exiliado ávido de noticias que no se podían contar. En el texto se informaba de la gravedad de mi abuelo, quien poco des pués murió. Lo que esta vez frenó y rebobinó mi memoria hasta llegar al sobre remendado con el papel engominado y la carta con el ¡Viva Franco...! fueron unas declaraciones del primer vicepresidente de la Asamblea Nacional, Darío Vivas, en las que condiciona la devolución de los derechos constitucionales y también los especificados en el reglamento del...

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