Huracanes, flatulencias y vientos de agua

El 24 de febrero de 1957 el diario The New York Times publicó el pri mer reportaje de los tres que escribió el periodista Herbert L. Matthews sobre la guerra de guerrillas que unos pocos hombres comandados por Fidel Castro peleaban contra la dictadura de Fulgencio Batista en las montañas de Sierra Maestra, el ex tremo suroriental de Cuba. La única mentira no fue la exagerada cantidad de combatientes que Castro presentó con la maestría de un cuatrero dijo que eran 82 y no pasaban de 34, fueron muchas pero todas gustaron y fueron asimiladas, especialmente porque le permitieron imaginar a la izquierda desencantada con la utopía soviética que ese barbudo sí era un buen salvaje, el buen revolucionario que tanto habían anhelado.Aunque lo de Fidel Castro no fue rigurosamente una mentira, en Cuba habrá elecciones tan pronto sea eliminada la pobreza y toda la población vea satisfecha sus necesidades de salud y educación, los intelectuales estadounidenses de izquierda que se mostraron tan jubilosos cuando los barbudos entraron en La Habana muy pronto, mucho antes de que Fidel se plegara al comunismo estalinista soviético se percataron de las falsedades del barbudo. No solo por la manera criminal como fueron fusiladas miles de personas sin juicio previo y sin haberlas escuchado, sino también por la pronta restricción de las libertades públicas, la imposición de una moral pacata y atrasada y la violación de los derechos humanos.Fue el poeta Allen Ginsberg, figura emblemática de la...

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