Más iguales

La democracia no viene en tabletas recubiertas que evitan que se irriten las membranas más sen sibles de la sociedad. Tampoco la revolución, que la mayoría de las veces se presenta como un caótico, alegre y bullanguero sancocho a orillas de un río, pero que en verdad es una trifulca generalizada en la que se imponen y dominan los que disparan primero sus cachimbos. Olvídate del debido proceso y de justa distribución de riqueza. Los procesos políticos, ya lo dijo Mao, no son una merienda en el campo ni una sesión de bordados en una aburrida tarde pueblerina, sino una acción violenta mediante la cual una parte Âiluminada o retrógrada de la sociedad se impone a todos. Las consecuencias las sufrirán, ineluctablemente, vencedores y vencidos, aunque siempre la macolla que dirige el proceso encuentra maneras para morigerar para sí los malos ratos y tratos. Los hermanos Castro después de 50 años en el poder se vanaglorian de haber emparejado por abajo a la sociedad, pero ninguno de los 2 ni el resto del cogollito gobernante utiliza para su transporte los vehículos que se ven en las calles de La Habana y que parecen escapados de algún filme de época. No. Como quedó dem ostrado en el documental de Oliver Stone, los ex guerrilleros de la Sierra Maestra no se trasladan en un viejo Packard sino en lujosos Mercedes Benz, y siempre llevan con ellos una buena provisión del mejor whisky escocés, además de los vasos, la soda, el agua de Evian y el hielo...

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