Más iguales

En 1931, cuando se cumplían 14 años de la revolución rusa y ya el líder de los bolcheviques, Vla dimir Ulianov Lenin, contemplaba desde sus ojos de vidrio y su cuerpo embalsamado el desarrollo del proyecto político a manos de su mejor discípulo, Iosif Stalin, fue inaugurada una obra maestra del lujo y del buen vivir del socialismo: la Casa del Embarcadero, una pieza arquitectónica en la que combinaron de manera única la felicidad más increíble con las peores arremetidas del terror.Construida para alojar a la éli te bolchevique, a los altos rangos del Ejército Rojo y a celebridades socialistas a los iguales de Juan Barreto, Darío Vivas, Jacqueline Faría, Cilia Flores y los demás que cada vez que pueden exigen más poder para el pueblo y los trabajadores, competía en altura con la sede de la policía política, la Lubyanka, el cuartel general de la KGB, y no sólo porque desde sus sótanos se podía ver Siberia y casi sentir el frío en los huesos.Pocos sitios de la Rusia poszarista tuvieron tantos lujos por metro cuadrado.Diseñado por Boris Iofan, su fa chada iba a ser cubierta de mármol rojo y rosado, pero para evitar el escándalo por el exorbitante costo y cuidar las apariencias se prefirió pintarlo de un gris bastante convencional. No era un Caricuao para privilegiados ni una Limonera hecha por profesionales, sino una auténtica residencia para nobles, con lo mejor y más moderno de la tecnología: teléfonos, radio, tocadiscos, muebles hechos a la medida y otros símbolos del lujo soviético, como baños con agua caliente, una novedad entonces. Todo era suministrado gratis...

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