La imagen prohibida

Por su situación geográfica y por ciertas complicidades que el lector seguramente detectará, el Zulia tiene un boquete por donde escapan constantemente los productos de consumo masivo que escasean en los mercados de Venezuela. La vecindad con Colombia y el tradicional flujo de personas y mercancías han favorecido un negocio creado por los controles económicos: el llamado bachaqueo, así llamado porque requiere de una multitud de diligentes acarreadores que se pasan el día llevando paquetes de comida sobre sus hombros.Cada vez que llega un produc to regulado, y por tanto escaso, a un supermercado, los bachaqueros son informados rápidamente y acuden en tropel. Dado que las ventas de bienes con control de precio están limitadas a un número determinado por persona, los bachaqueros deben ser muchos para que funcione el trajín.Una vez en el establecimiento, se valen de mil argucias para adquirir la mayor cantidad posible de mercancía regulada. No solo las compran ellos mismos sino que inducen, en muchos casos con maneras agresivas, a otros clientes a llevar en sus carritos esas mercancías escasas hasta las cajas registradoras. De esta manera, los bachaqueros arrasan con los bienes regulados en pocas horas.Vale la pena el esfuerzo. Toda esa mercancía será llevada a Colombia y vendida por su precio real, que generalmente triplica el que se ha pagado en Venezuela. Pocas actividades son tan rentables y exigen tan poco esfuerzo.Los bachaqueros son muy co nocidos en el Zulia, donde se sabe muy bien cómo operan y nadie los confunde con clientes regulares, entre otras cosas, porque arman largas colas para comprar pocos rubros estrictamente los regulados y porque compran todo lo que les permitan. Exhiben, además, una fiereza de minero, una adrenalina de cazador y no el aire concentrado de comprador normal, que analiza los entrepaños con los espejuelos en la mitad de la nariz.Cuando Maduro convocó las masas para que se constituyeran en verdugo de los comerciantes, los primeros en escuchar la clari nada en el Zulia fueron los bachaqueros, que corrieron a las tiendas de electrodomésticos a arrasar. Y así salían de los locales, como los vendedores de flores que pintaba Diego de Rivera: doblados bajo el peso de la mercancía arrojada a la rebatiña estimulada por el gobierno.Al día siguiente, los camiones que en...

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