Impaciencia y muerte

Las escaleras del Calvario son el mejor sitio de reunión cuando el sol se pliega y el hu mo de los carros, autobuses y camiones se mezcla con la neblina que baja desde las montañas que circundan El Junquito, atraviesa El Amparo, pierde fuerza en Los Magallanes y acelera el paso por la avenida Sucre hasta Monte Piedad. Finalmente, unos pasos antes de Miraflores y sin fuerza, dobla hacia el sur. Es un monumento a la desidia y a la vergüenza, sin importar lo que le hayan pintado o escrito. Ahí no llegan sino ecos de lamentos, pero será distinto.Desde su tope, sin levantar mucho la vista, se divisan las cúspides de las desgracias comunes. Con el amanecer llegan madres hambrientas con sus hijos en brazos, desnutridos y ardiendo en fiebre, que no dejan de llorar; las mujeres que perdieron la fe entre arrugas y llantos, con las piernas varicosas y reventadas de pus, descalzas y los senos apenas cubiertos; los niños con la cabeza rapada y tapabocas inmundos que llevan semanas sin quimioterapia; más atrás los ancianos, que no dejan de temblar, con la mirada perdida y sin dientes.Crece la impaciencia, paisano, como si se acercaran al Ganges y se repitiera la comparecencia que con exactitud describió Jorge Zalamea. No llegan en busca de milagros o migajas, mucho menos de un carnet que les prometa que no serán los primeros sacrificados, vienen con un gran amor a sí mismos, a expulsar a los que les ofrecieron un paraíso y los mantienen amarrados a la desdicha. Quieren dirimir una querella de veinte años que parecen un milenio.A los largo de la avenida San Martín se congregan los hipertensos, los que no encuentran cómo ponerle fin a la angustia de tener un ACV, un infarto o un derrame cerebral; más atrás los diabéticos: a la derecha, los insulinodependientes; a la izquierda los metforminadependientes, cansados todos del no hay, vaya al CDI donde tampoco hay. En la Baralt están los enfermos del riñón, los que no pueden dializarse y los trasplantados que no consiguen los fármacos de la supervivencia. Todos están rezando con las manos en cruz, suplican atención y que reanuden la entrega de medicinas en las farmacias del Seguro Social, como antes.A lo largo de la avenida Bolí var caminan los cardíacos, los mutilados, los sifilíticos y los inmunodeprimidos por el VIH, los...

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