La importancia de Garci González de Silva

La vida americana de Garci González de Silva comienza en 1569, con 23 años, cuando zarpa de España como alférez en la hueste de su tío Pedro Maraver de Silva rumbo a Margarita. Había nacido en Mérida Extremadura, en 1546. De la isla paradisíaca pasaron a Borburata y luego a Valencia, donde la expedición tuvo fin y el joven se trasladó a Caracas, de tan recién fundada que no era más que un caserío a finales de 1569. Ignoraba entonces González de Silva que moriría en la ciudad en 1625, viejo e inmensamente rico.La lista de sus ejecutorias militares es, probablemente, la más extensa que algún español haya desarrollado en Venezuela. En 1571 combate a los mariches; en 1572 al cacique Conopoima en Los Teques, entonces también recibe en encomienda a los indígenas de Tácata y Capaya. En estos años toma posesión de sus primeros predios en La Vega y Catia, donde se dedica a la agricultura. En 1573 es elegido regidor del cabildo caraqueño y lo autorizan a explotar las minas de oro de Mamo, en el litoral, y eso lo lleva a combatir contra los tarmas y vencerlos.En 1574 se casa con una dama principalísima, Beatriz de Rojas, una de las hermanas Rojas Queipo de quienes descienden miles de venezolanos del centro del país, unas genearcas, como bien lo demuestra Antonio Herrera-Vaillant en su monumental estudio genealógico La estirpe de las Rojas. Estas her manas Rojas Queipo casaron con los capitanes principales de la ciudad: Lázaro Vásquez, Alonso Díaz Moreno, Garci González de Silva, Francisco Infante, Cristóbal Mejía de Ávila y Pedro Álvarez Franco, y de ellas descienden millones de personas del centro del país.La pacificación de Caracas tuvo a González de Silva como protagonista. Incluso el triste episodio de la muerte de Tamanaco es obra suya. Después de una encarnizada batalla en la que hicieron prisionero a Tamanaco, el último bastión de resistencia en Caracas, se le propuso que se trenzara con el mastín que acompañaba a Don Garci, que era una fiera portentosa, un perrazo, y que si salía ganancioso lo dejaban libre. Del encontronazo quedó la cabeza de Tamanaco desprendida de su tronco por causa de los mordiscos feroces del animal. Un horror del que hasta los mismos autores han...

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