El PC impulsó una nueva industria

La historia de los computadores personales comenzó en los años setenta, como productos de corte exótico para los entusiastas de la electrónica. Los primeros microcomputadores Âasí se les denominabaÂ, se vendían a menudo en forma de kit que incluían una tarjeta electrónica y otros componentes básicos que debían ser armados por el usuario. Estos antecesores del PC exigían, por lo general, conocimientos de programación. Los usuarios, la mayoría de perfil técnico, escribían sus propias aplicaciones. Apple llegó a tener un limitado éxito entre usuarios no técnicos en 1980 con la Apple II, gracias a un programa de hoja de cálculo llamado Visicalc. Ya en ese momento, IBM te nía un equipo de ingenieros trabajando en un proyecto para un computador personal y había decidido darle total autonomía, para acelerar el proceso de desarrollo del producto, lo que se consiguió en menos de un año. La clave del software. El equi po de 12 ingenieros, dirigidos por Don Estridge, tomó dos decisiones sin precedentes en IBM: se optó por un diseño abierto, no patentado, de ranuras de expansión, que además de la tarjeta madre alojaban las tarjetas para el resto de los componentes. La otra decisión fue buscar un sistema operativo para el nuevo PC. ¿IBM comprando software? La idea era tener el producto en el mercado lo más rápido posible. Una pequeña compañía de software llegó a un acuerdo con IBM, vendió a ésta el sistema MS-DOS, y logró además un pequeño porcentaje adicional por cada equipo vendido. La compañía era Microsoft y el acuerdo con IBM convertiría a su fundador, Bill Gates, en el hombre más rico del mundo, especialmente porque el MS DOS y posteriormente Windows y Office, alcanzaron un dominio férreo del mercado de software. Hasta la aparición del IBM PC, cada fabricante desarrollaba su propio sistema operativo. Al entrar IBM en el juego, muchos desarrolladores de software comenzaron a crear programas para DOS, lo cual hacía más atractiva la propuesta de la corporación azul. Se establece un círculo vir tuoso: se crean más...

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