El teatro infantil hay que tomárselo con más responsabilidad

Natalie Wood tuvo una influencia decisiva en la vida de Nathalia Martínez. La actriz y directora recuerda que cuando la vio en West Si de Story quiso ser como ella y dedicarse de lleno a ese género: el teatro musical. Con esa inspiración comenzó a prepararse: estudió canto, tomó lecciones de solfeo e hizo unas maestrías en actuación y dramaturgia en Nueva York y en España, donde conoció a José Sánchez Sinisterra, el autor de ¡Ay Carmela!, entre otras obras. Martínez ha participado en clásicos como Despertar de primavera y, más reciente mente, Cabaret, en el que interpretó a Sally Bowles. Pero asegura que siempre ha estado enamorada del teatro infantil, que le hace recordar a sus abuelos chilenos Gabriel Martínez y Lily Álvarez Sierra, fundadores de la compañía teatral homónima que tiene más de 50 años de trayectoria en el país. En esta última se ha desempeñado como directora y escritora. También ha trabajado con Mimí Lazo y Viviana Gibelli. Actualmente dirige con Fernando Martínez el proyecto Los Hermanos Mart, que ha presentado piezas como Hércules, La Navidad de Lucy y El principito, que vol verá a la cartelera en marzo. --¿Cómo evalúa la oferta teatral para los niños? --Hay gente que hace cosas muy bellas y dignas. Un ejemplo es José Manuel Ascensao, cuyo trabajo incluye un proceso de formación que les da oportunidades a los jóvenes que quieren aprender. Eso es algo que les va a quedar toda la vida. También hay agrupaciones como Skena, que son un ejemplo porque realizan unos trabajos brillantes unidos a un proceso de aprendizaje. Y está la compañía Lily Álvarez Sierra, que es de la que yo vengo. Asimismo, hay montajes que son más comerciales, en los que la gente puede disfrutar de su figura favorita de la telenovela. Es principalmente lo que veo. No hay mucho más allá. --¿En cuanto a los temas que abordan las piezas, considera que se puede hablar de calidad? --En cuanto a los textos creo que se ha perdido el lenguaje, la delicadeza con la que siempre les tienes que hablar a los niños. Pienso que hay dos vertientes que predominan: una es aquella en la que los actores se dirigen a los más pequeños de una manera moderada y cercana, con un lenguaje depurado, para invitarlos a reflexionar, para despertarles la curiosidad; la otra tiene que ver con las historias que tratan a los niños como tontos, en las que sólo existen personajes disfrazados de colores que brincan y más nada, que emplean pistas musicales que ni siquiera son originales. No me...

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