El infierno venezolano

Este cuento popular no exento de esa picardía tan criolla que nos caracteriza vie ne como anillo al dedo para graficar lo que está sucediendo en nuestra patria. Yo sé que la mayoría de los lectores, quizás, lo han escuchado alguna vez, pero, para refrescar la memoria de algunos, lo voy a repetir aquí, no sin antes pedir comprensión anticipadamente. La narración de marras dice así: Llega una persona malvada al infierno venezolano. Luego de transcurridos varios días y al notar que nadie lo castiga o lo tortura, decide quejarse y preguntar qué es lo que sucede, y se encuentra al demonio y le espeta: --¿Oye, tengo días acá y no ha ocurrido nada, que pasa? A lo que Mefistófeles le responde: --Estas en el infierno venezolano, aquí la cosa es distinta, el castigo consiste en que te tienen que llenar de excremento, pero, cuando están el excremento y el balde, no está la persona que te lo echa; cuando están el balde y la persona, no está el excremento, y cuando están la persona y el excremento, no está el balde.Pues bien, eso es, precisa mente, lo que soportamos a diario la gran mayoría de los venezolanos, que no gozamos de los privilegios de pertenecer al selecto y reducido grupo de los altos jerarcas del régimen, acostumbrados, gracias a la prepotencia y abusos descarados en el ejercicio del poder sin ningún tipo de controles, a disfrutar de las mieles y prebendas que de él se derivan. Sobran los ejemplos sobre las penurias y vicisitudes por las que tienen que pasar los ciudadanos comunes, sean estos fieles seguidores de la derruida revolución bolivariana o de oposición.El efecto infierno venezola no está en todas partes convertido en una hidra de mil cabezas que ha penetrado las entrañas de todas las instituciones de la administración pública, ministerios, empresas del Estado y, por supuesto, Petróleos de Venezuela.Ningún organismo se salva de esta perversión que tiene peligrosamente enredado y paralizado el país. Las salidas cada vez son más reducidas, y las argumentaciones y excusas más baladíes ya no...

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