Inflación crónica

Hace pocos días, el despacho de una agencia internacional de noticias explicaba: "Venezuela, un importante productor de petróleo, alcanzó en abril una de las tasas de inflación anual más altas del mundo, de 22,9%, que supera en más del doble el promedio de la región y obliga a su población, integrada en su mayoría por pobres, a disponer de cerca de la mitad de sus ingresos para cubrir la cesta alimentaria".

Las cifras sobre el alza de precios durante el mes de mayo, publicadas el jueves por el Banco Central de Venezuela, indican que el problema continúa y se ha agravado. En efecto, la inflación se aceleró durante mayo, después de haberse moderado en los tres meses anteriores. Las autoridades lo atribuyen al aumento en el transporte público, dando a entender que si se controlaran en ese sector, la inflación no sería tan dañina.

Omiten que el aumento de precios hoy es en el transporte, ayer fue en los alimentos, mañana será en la educación y la salud.

Más tarde, en la vivienda. Esto es, que el problema radica en el conjunto de la economía y no de las alzas en este u otro grupo de bienes y servicios.

Cuando se produce un ajuste de precios en un sector, digamos, por ejemplo, el transporte, es posible que durante algún tiempo estos se mantengan estables (por cierto, el aumento de las tarifas del Metro el 1º de junio no se computa en las estadísticas de mayo). Pero hay otros sectores que han quedado rezagados y que impulsarán de manera notoria la inflación este mes o el que viene. Se crea así una bola de nieve que poco a poco va empobreciendo a la población, a la que apenas le alcanza para comprar...

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