La influencia de Aldemaro Romero se extiende como una hidra

Todos coinciden en que Aldemaro Romero no era de esos artistas que se sientan a esperar la musa. Más bien, vestía esa frase que se le atribuye a Picasso: La inspiración existe pero ha de encontrarte trabajando. Desde la madrugada, se sentaba en el piano a escribir y algunas veces, dicen, consumía el día en el quehacer compositivo y no dejaba la partitura en reposo hasta que su cabeza hacía contacto con la almohada. Goza de unanimidad el ca rácter ecléctico de su obra. Era un creador inquieto, que una semana se encontraba trabajando en un ritmo y en la siguiente se basaba en patrones distintos. Era osado y experimental. Es por eso que sus melodías, a cinco años de su partida, continúan en movimiento y se reinventan en la electrónica, el funk, el ska, el rock, lo tradicional y lo académico. Son muchos los ecos. María Teresa Chacín jamás dejará de cantar sus temas. José Luis Pardo, de Los Amigos Invisibles, inventó en Nueva York el proyecto Los Crema Paraíso...

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