La inseguridad y Chávez mantienen en auge la diáspora venezolana

Trece años más tarde, Chávez sigue en el poder y Urdaneta sigue en Houston. Con los años, se han sumado miles de venezolanos. Las tiendas locales ofrecen ahora delicias de su tierra natal, como ron añejo Pampero y queso guayanés. Hay venezolanos en todas partes, cuenta Urdaneta, de 50 años. Antes estábamos de paso, pero ya no es el caso. Olas de trabajadores de la cla se media venezolana han escapado de las altas tasas de delincuencia en su país, la infl ación en aumento y la expansión de los controles del Estado, hacia lugares tan distantes como Canadá y Qatar. Los principales destinos en Estados Unidos son Miami, la tradicional meca de las compras para los venezolanos, y Houston, que mantiene desde hace años lazos comerciales con Venezuela, un importante exportador de petróleo. En 2010, había en EE.UU. unos 215.000 venezolanos, frente a alrededor de 91.500 en 2000, según la Ofi cina del Censo estadounidense. El número de venezolanos que vive en España se ha quintuplicado en el mismo período, a más de 40.000, mientras que el número de españoles nacidos en Venezuela se ha más que duplicado, sumando 90.000. Sin duda, millones de latinoa mericanos han emigrado a los países desarrollados en busca de una vida mejor, pero hasta hace pocos años, los venezolanos no habían sido parte de esos éxodos. Por otra parte, quienes dejan el país no son pobres, sino más bien profesionales de clase media. Ahora, mientras Chávez se somete a un tratamiento de quimioterapia por un tipo de cáncer todavía no revelado, algunos líderes de la oposición esperan que las elecciones de 2012 pongan término a sus 12 años de dominio, y atraigan de regreso al enorme capital humano perdido en la diáspora. De hecho, por primera vez en años, algunos venezolanos en el extranjero han comenzado a considerar un regreso. Eso es algo que estamos dis cutiendo mucho, afi rma José Ramos, presidente de la Asociación Cultural de Venezolanos en Québec. Todo el mundo está hablando de ello, añade. Hasta entonces, la creciente diáspora venezolana pone de relieve la desintegración, en el lapso de dos décadas, de la que fue una de las democracias más ricas y estables de América Latina, a pesar de sus grandes desigualdades. Hay una generación que no ve oportunidades en Venezuela, sostiene Carlos Blanco, un ex ministro venezolano y profesor visitante de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Boston. Desde alrededor de mediados del siglo XX, Venezuela ha sido un importante destino de...

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