La Intercomunal por momentos

Son las 11:00 de la mañana y la plaza Bolívar de El Valle está llena de gente. Los nuevos bancos, alargados y dispuestos en ángulo a la sombra de castaños, ceibas, caobos y pilones, están ocupados. El flujo de viandantes es más intenso entre la plaza y el centro comercial que entre la plaza y la iglesia. Si nos ubicamos cerca de la estatua del prócer, vemos: arriba, enfrente, el barrio San Andrés; a la izquierda, la mole del centro comercial; a la derecha, unos edificios escalonados del viejo Inavi; y abajo, a ras de la Intercomunal, el absurdo habitual: ausencia de rayado y semáforo peatonal. La Intercomunal de El Valle permite percibir esa superposición de tiempos que implica la preexistencia del viejo pueblo la iglesia data del siglo XVII, el desarrollo de las casas de Los Jardines de El Valle en las primeras décadas del siglo XX, la aparición en 1954 de la estilizada Unidad de Vivienda Cerro Grande, y el estallido, a finales de los sesenta y principios de los setenta, del grandilocuente proyecto urbano que desarrolló el Banco Obrero, posteriormente Instituto Nacional de la Vivienda. Entre aceras que se ensan chan y se reducen, van surgiendo en la margen derecha de este recorrido los barrios que suben por las colinas y que conectan al otro lado con los barrios de El Cementerio. Aparecen ventas de verduras, frutas, flores, películas quemadas y módulos de Barrio Adentro. Los edificios están envueltos en su aislamiento de muros y rejas, y en el medio la isla arbolada nos habla de una vía generosa, moderna, por la que transitan cientos de escolares y liceístas. El panorama cambia nota blemente después de pasar debajo de la autopista...

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