El invierno no llega a la televisión

Para nadie es novedad que hace más de cinco años los estudios de cine descubrieron una mina de oro en las adaptaciones de novelas fantásticas y de cómics. Pero tampoco es secreto que Hollywood ha explotado en exceso la Âuna vez muy rentable mina de las aventuras escritas. Las consecuencias son evidentes desde hace unos años películas de fórmula básica, personajes carentes de dimensionalidad y poca recaudación en taquilla y los ejemplos muchos El compás dorado, Superman 3, Thor, El avispón verde. Alguno podría creer que el momento de recurrir a estas historias para llenar las pantallas ha pasado. Y tal vez en el cine esta premisa sea cierta. Por ello no deja de ser irónico que a las puertas del final de una de las mayores sagas cinematográficas de épica fantástica literaria una versión mucho más adulta y dura de este tipo de historia comience su reina do en la televisión. La adaptación de Canción de hielo y fuego de George R.R. Martin se pensó inicialmente para cine. Pero, después de leer el primer libro, David Benioff y D.B. Weiss se dieron cuenta de que la historia de los siete reinos debía ser contada en varios capítulos, para honrar sus tramas y sus personajes. Así nació la serie Ga mes of Thrones, que culminó su primera temporada esta semana, y que promete Âsi el presupuesto lo permite continuar por varias más. Pero Games of Thrones, aun que pionera en la calidad del género fantástico en televisión, no es la primera serie que bebe de la fuente del papel. Muchos de los grandes estrenos recientes con críticas buenas o regulares provienen de géneros diversos de novela serial: Dexter, True Blood, Bones y The Walking Dead son algunos ejem plos. Las tres...

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