Irresponsable

En su programa dominical, el Presidente se quitó de encima el problema de la inseguridad con su ardid de siempre: la culpa la tiene la cuarta república. Ojalá fuera así, para felicidad de los ciudadanos, porque como la cuarta está muerta y enterrada y vivimos en las mieles revolucionarias de la quinta, pues esta situación de violencia ya tendría que haber dejado de existir y sería un fantasma del pasado. Lo malo es que ese fantasma sigue vivito y coleando, y cobra vidas a diestra y siniestra como si Miraflores fuera un gimnasio donde los malandros y las bandas armadas acudieran para echar músculo, mantenerse en forma y matar por quítame estas pajas.

El 4 de febrero, el día del golpe bolivariano, los militares complotados acudieron a Miraflores con el firme propósito de asesinar al Presidente, es decir, de cometer el mayor de los crímenes que se puede perpetrar en una democracia porque se trata de quitarle la vida al máximo representante del poder civil e institucional, electo por los votos del pueblo. De forma que si un proyecto revolucionario se inicia apelando al asesinato de un ser humano, que merece respeto y consideración, pues lo lógico es que termine hundido en lo que estamos hoy, en una matanza diaria en los barrios, en las urbanizaciones, en los pueblos de provincia e incluso, en los refugios instalados en Fuerte Tiuna donde reina la violencia, de acuerdo con la prensa.

Lo fundamental en este caso es resaltar que existe un hilo conductor entre quienes llevaron a cabo el golpe del 4 de febrero y planificaron fríamente un crimen contra un Presidente y el hampa política que ha florecido...

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