Jon Aizpúrua

No todos los días co-nocemos a un sabio, es decir, gente llena de conocimientos, yo añadiría que afortunadamente, ya que por lo general se cree que son fastidiosos, lejanos, antipáticos e inalcanzables. Son como las mujeres que están bien buenas: uno no halla por dónde entrarles.He tenido suerte con sabios y misses. Me consta que dicen más o menos lo mismo a la hora de seleccionar parejas y amigos.Según las misses, yo soy el hombre perfecto: --¿Cómo es su hombre ideal? --Que me haga reír...Es decir: ¡yo! --...No importa si es feo y con barriguita...Excitado, repito: ¡yo! --... No importa si no tie ne dinero, con tal de que sea cariñoso...Definitivamente: ¡soy yo! Pero... al acercarme, siem pre andan empatadas con hombres que están más buenos que ellas; y a mí... ni me miran.Con los sabios ocurre algo si milar, dicen que no les importa si la persona es bruta, rica o no, que lo importante es lo que lleva por dentro, o sea, otra vez: ¡yo! Pero... al acercarme, siempre andan rodeados de gente cultísima y despeinada, que cargan pesados e incomprensibles libros, y, otra vez, a mí ni me miran. Tengo el honor de conocer a dos sabios: el profesor de literatura, corrector y mi confesor personal, el cardenal in péctore Germán Flores, y al psicólogo, conferencista, historiador y escritor Jon Aizpúrua. No entiendo qué vieron en mí, pero lo mismo me pregunté cuando me empaté con Gaby Espino.Los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR