Un juego de video impuso el desnudo

Adriana, Eduardo, Gaby y Jonathan acaban de conocerse, y es probable que de la experiencia de la noche del viernes algunos de ellos terminen empatados. Pero, ¡atención!, no están cómodamente desnudos e instalados en el largo sofá del modesto apartamento de Román para experimentar una orgía o ejecutar una loca aventura sexual.

Con edades que oscilan entre los 22 y los 30 años, estos siete caraqueños Âtres son profesionales y el resto, estudiantes se entregan apasionadamente a la última moda que, cuentan, surgió en los círculos universitarios de Nueva York y se extendió rápidamente por efecto viral a Madrid, Berlín, Buenos Aires, hasta llegar, aunque usted no lo crea, a la capital de esta sufrida república bolivariana.

"Como ve, aquí no hay concursos de erecciones ni una exhibición de vaginas a punto de explotar", explica con entera cordialidad Román García, ingeniero de sistemas, soltero y con una novia que en principios estuvo reticente a unirse al Nude Gaming Party, y ahora es una fanática de estos reencuentros zanahorias que consisten en jugar en pelotas a los videojuegos.

"En realidad, la cosa no se reduce sólo a encuentros para jugar PlayStation o Xbox, sino que la ocasión de estar desnudos nos sirve para romper con las ataduras que impone la sociedad.... Ahora, si alguien quiere llevar esto a la cama, es asunto suyo", completa Adriana L., estudiante de Psicología, a quien su amiga Gaby arrastró a esta cita "para ver qué se sentía". Ahora puede certificar: "Me siento como si me quitara un gran peso de encima".

Nudismo en el piso 8. "Para serle sincero, me agarra fuera de base, porque no conocía de la existencia de esto del Nude Gaming Party; pero, bienvenido sea, porque se trata, por lo que veo, de una manifestación liberadora del cuerpo y la mente, como es la práctica del nudismo", señala, con cierta añoranza de sus años universitarios en San Francisco, el psicólogo clínico Carlos Contreras Rey, profesor universitario y alguna vez visitante de las aguas frías de Baker Beach, una de las playas naturistas más populares de California. "Allí, una parte de los jóvenes íbamos a surfear y la otra a fornicar".

Contreras Rey celebra estas sesiones de nudismo que no les hacen mal a nadie. "Al contrario, cada vez que me llegan al consultorio parejas inhibidas y con miedo de explicar sus problemas sexuales, me dan ganas de invitarlos a que se saquen la ropa y hablen con entera franqueza".

¿Un ardid publicitario? Pero vamos por partes. Tampoco es...

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