El juicio proverbial

Si consideramos que Maduro y sus operadores políticos tienen el pendejo muy lejos, es importante la lección que podemos sacar del juicio llevado a cabo de forma tan arbitraria contra Leopoldo López. Imaginaban en la víspera del proceso la repulsa de la ciudadanía y las reacciones negativas que se darían en las democracias de Europa y América Latina ante una cadena de audiencias amañadas. No les importó, sin embargo. Si consideramos que ese tipo de mandones no da puntada sin dedal, no solo confirmaremos su falta de escrúpulos, sino también, especialmente, cómo quieren que los veamos en adelante cuando queramos desplazarlos del poder. Todo lo tenían calculado. Nos quieren restregar una imagen de lo que le espera a la sociedad civil cuando resuelva recobrar sus fueros.Se aprovecharon, en primer lugar, de una actividad desgajada de las decisiones de la MUD. Consideraron que la persecución del promotor de un movimiento que no contaba con el apoyo de la mayoría de las organizaciones políticas de oposición sería cuestión de coser y cantar; o, por lo menos, la oportunidad de realizar una arremetida que no produciría la reacción inmediata del resto de la dirigencia. Pensaron que tenían tiempo de sobra para ensayar los movimientos en un tapete de iniquidad que no parecía contar con rivales numerosos o realmente interesados, para sorprender con una celada contra una pieza solitaria, ante cuyo acoso podían prepararse sin prisas porque nadie de la mayoría de los partidos los apremiaba. Mientras las cabezas de la MUD averiguaban lo que sucedió de veras en las manifestaciones convocadas por López y los detalles de su sorpresiva entrada en la boca del lobo, urdieron un plan que no solo consistía en la anulación de un líder que les sacaba demasiada roncha, sino también en el ocultamiento de los delitos y los crímenes cometidos por sus esbirros en la represión de las algaradas.Lograron así que se esfuma ra la responsabilidad de quienes mataron, torturaron y prodigaron peinilla durante esos terribles días. Hay un solo culpable, decretaron en forma apabullante a través de los vehículos de su hegemonía me diática, para que los canallas sedientos de sangre que actuaban en el control de las manifestaciones hicieran mutis por el foro sin que el...

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