Justicia

Es siglo y medio en prisión, repartido entre los 25 condenados por el Supremo Tribunal de Justicia Federal de Brasil en el caso de corrupción que tuvo como protagonistas principales al partido oficialista y a altos funcionarios del gobierno de Lula. La noticia que ha ocupado unos cuantos titulares desde agosto, cuando comenzó el llamado juicio del siglo, merece atención más allá de esos titulares, los meses recientes y del público brasileño. Para comenzar, el escándalo se inició con las re velaciones de un reportaje de la revista Veja sobre una red de transacciones ilegales urdida por el Partido de los Trabajadores para comprar apoyos en el Congreso. Por supuesto que había intereses políticos en la denuncia, pero eso no impidió que se iniciaran las investigaciones con las que se sustentaron las acusaciones. De allí resultó una lista de 37 acusados cuyos casos fueron procesados, con todas las garantías legales, ante la Corte Suprema en el juicio que comenzó el pasado 2 de agosto y terminó el miércoles 29 de noviembre. Cuando recién comenzaban las sesiones, un académico de la Fundación Getulio Vargas declaró: Es una ventana de oportunidad para que Brasil señale de manera creíble qué tipo de sociedad quiere tener: instituciones fuertes, independientes, capaces de castigar a quien se desvía, o si será siempre la sociedad que acomoda intereses. Fue una sana advertencia, porque el caso invo lucró a tres ex ministros de Lula, entre ellos su muy cercano José Dirceu, y dirigentes del Partido de los Trabajadores, así como a ex diputados de otros cuatro partidos, incluido el denunciante del caso, y al empresario que apoyó las operaciones financieras y de campaña. Las investigaciones se produjeron durante el se gundo mandato de Lula y prosiguieron...

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