Los juveniles 90 años de Luis Pastori

Una referencia, apenas, a la edad y a las edades del hombre se encuentra en toda la poesía de Luis Pastori. Cómo dudar que se hace materia en el soneto dedicado a Quevedo, su dios tutelar. El poeta gusta de citar y recitar al poeta: Ayer se fue; mañana no ha llegado. Un aquí y ahora poderoso y vivificador mellan para esculpir la vida del poeta y la poesía de la vida que constituyen un solo y mismo asunto: gestar la juventud. Una, que en independencia de las cifras que nos desgastan, no desgasta los días con la penitencia memorialista de los mejores tiempos del pasado, sino que la edifica con el bondadoso augurio de los días por venir; siempre escuchando su rumor en medio del silencio. El poeta no teme olvidar, pues recordarse en juventud lo alimenta y transforma en frescura todas sus empresas, todos sus afectos, todos sus pensamientos y todo el inagotable devenir de su interminable juvenillia, fraguada siempre de magníficos olvidos, esos que sólo saben recordar el amor de los amores; aires parecidos a los templos callados del olvido en donde el ruiseñor no vale nada; muertes terrenales de quebranto entre la sangre y el llanto y lluvias celestiales de olvidos y olvidos. Es en la seriedad de su humor donde su juventud se celebra y adquiere la entidad más definitiva en la personalidad del poeta. El estudio del humor ha sido en Pastori un objetivo largamente desarrollado en su concepción de la poesía y, más aún, en la asimilación de la poesía de los otros. Ha apreciado agudamente lo que le debe la poesía venezolana al humor y ha hecho de esta deuda su propia acreencia con muchos y buenos cultivadores del verso en...

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