Kafka comunista

Lo cuenta en un ensayo titulado Kafka y sus ejecutantes, de 1978. En las primeras páginas, a partir de un fragmento de El castillo, Günter Grass se aproxima al pensamiento, al modelo kafkiano de burocracia, que se considera omnipotente. Sola se certifica. Después de cualquier cambio en el sistema ideológico continúa trabajando, casi sin trastornos, porque sabe integrarse en los respectivos sistemas nuevos, sin atender a consideraciones de valores. Nada es capaz de sustituirla. Grass pasa de estas reflexiones a recordar la aparición en 1960 de corrientes políticas renovadoras en Checoslovaquia, que serían el antecedente de la primavera de Praga. En ese marco, Grass intro duce el caso que lo ocupa: un encuentro de intelectuales marxistas en mayo de 1963 dedicado a Kafka, en el castillo Liblice, en Bohemia un palacio barroco hoy convertido en un lujoso hotel. En ese momento la obra de Kafka seguía siendo parte de la lista de autores prohibidos en los países comunistas. Veintisiete ponencias, de veintisiete ponentes marxistas, presentaron criterios que cali ficaban a Kafka como un progresista. Si hasta entonces no había sido reconocido como un autor afín a la revolución, eso era consecuencia de una específica desviación: el culto a la personalidad encarnado por Stalin. En la nueva perspectiva que los tiempos anunciaban a la revolución mundial, Kafka bien podría ser un estandarte de crítica al capitalismo y también del futuro glorioso que, tras la superación de Stalin, los comunistas protagonizarían para bien de la Humanidad. Los dislates, torsiones, con tradicciones y maromas argumentales que los invitados expusieron entonces para...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR