Kate Bolick y la cuestión de la soltería elegida

Si me apuran diré: narración de sí misma, que luego se despliega hacia las vidas de cinco mujeres Maeve Brennan, Neith Boyce, Edna Millay, Edith Warthon y Charlotte Perkins Gilman, a las que cabe inscribir en la postura vital de la soltería, más allá de si en algún momento de sus vidas estuvieron o no casadas. En el testimonio de Kate Bolick Estados Unidos, 1972, la soltería es un estado en crecimiento, una convicción que se revela con mayor precisión, macerada por el tiempo. Se aprende, se acepta, se construye. Nuestras primeras experiencias de soledad placentera nos enseñan a estar cómodos con nosotros mismos y con formar las condiciones en las que la buscamos. Para mí era estar en aquel dormitorio, leyendo o haraganeando, con un oído puesto en la orquesta de la vida hogareña.En el caso de Bolick, la asunción de su condición de solterona no fue sobrevenida: ha sido el resultado de una lucha interior y con su entorno.Como la inmensa mayoría de las mujeres del mundo, creció bajo el presupuesto, entre otros, de casarse y tener hijos. Su relato es el de la paulatina aproximación al sosiego, a las benéficas recompensas que produce estar solo. Luego de haber tenido algunas parejas, Bolick se descubre se reafirma en lo que le gusta y no. Indaga en sí misma. Problematiza. Elabora una mínima caracterología de las solteras a su alrededor. Investiga y ofrece cifras. Revisa algunas tendencias a lo largo del tiempo la cuestión de la soltería como anomalía, y la soltera como alguien que carece. Pero no se trata de la...

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