Lamento boliviano

EEl inventor y futurólo go Raymond Kurzweil advirtió que para 2045 seremos inmortales.La nanotecnología sustituirá nuestros órganos enfermos, y los androides y las máquinas estarán a nuestro servicio. Viviremos un mundo paralelo entre la realidad y la virtualidad en una dimensión que ya comienza a perfilarnos. El siglo XXI parece convertirse en la centuria de los eternos.Algunos, sin embargo, se han adelantado a la ciencia y se han declarado imperecederos, únicos, insustituibles como los primeros habitantes de la Tierra: Adán y Eva o Adán y Evo, o estrictamente Evo.Recuerdo una intervención de Evo Morales, recién elegido, en la que con mucha humildad en un acto que le organizó su padrino Hugo en Venezuela, pedía que lo ayudaran. Ar güía su inexperiencia, sus dificultades incluso con el idioma castellano, su ingreso a un mundo, el de la política, en el que como sostenía uno de los Medici: no se anda precisamente con el rosario entre las manos. Aquella declaración no era la de un impostor, no se trataba de un ensayo demagógico. Lucía sincero, auténtico, sin libreto a la medida. Venía del universo de los luchadores, equivocados o no, pero ostentaba una vida austera en un apartamento humilde con el único vicio del fútbol a cuestas. Hasta Chávez se sorprendió con sus palabras. Luego el poder lo devoró implacablemente y pidió privilegios, no entendió la economía, solicitó enemigos, confiscó, expropió y hasta se compró un jet privado siempre en nombre de...

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