Largas vacaciones

En verdad lo que pasa en las cárceles venezolanas no asombra para nada: el ingreso de armas y drogas, las protestas de los reclusos por las condiciones miserables en que se encuentran y las violaciones a sus derechos humanos se han vuelto parte de la cotidianidad. Ya dejó, lamentablemente, de asombrarnos.

Sin embargo, nuestro sistema penitenciario rojo rojito siempre tiene algo nuevo que ofrecernos en materia de espantos. Con asombro se ha constatado que en el interior de la cárcel de La Planta, en Caracas, permanecen cerca de 140 mujeres pasando vacaciones desde el 24 de diciembre del año pasado: va a cumplir un mes este grupo de señoras "vacacionando" en este sitio de reclusión.

Lo insólito es que esta suerte de "turistas carcelarias" no están protestando, ni secuestradas ni hacen ningún reclamo. Tienen la autorización del ministro El Aissami, de la directora de Servicios Penitenciarios, Consuelo Cerrada, y de las autoridades de La Planta para pasarse estos treinta días haciéndole compañía a los reclusos, para que no se sientan tan solos.

A lo mejor esto no fuera tan preocupante si las cárceles venezolanas no estuvieran entre las más violentas del continente y del mundo, si la población penitenciaria no hubiese sobrepasado los 43.000 reclusos que viven en recintos con capacidad para albergar 14.000, si los presos no tuvieran tantas armas como para crear una guerra interna de varios días y si la ineficiencia de nuestro sistema penitenciario no fuera tan grande.

No sabemos si esta nueva modalidad roja rojita de vacacionar en las cárceles sea un componente del Plan de Humanización Penitenciaria, o es que el...

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