La lección de HCR

No voté por él en las Primarias, mi equivocación fue doble. Primero. Parecía muy frágil ante un adversario grandulón y armado como luce todo héroe desde los cuentos de hadas, pero más en este país donde la historia oficial poco se distingue de una Venezuela heroica. Con tan malos ejemplos del pa sado y el presente, muchos de nuestra generación, estudiada pero pedante, sorda y ciega, aplicamos el concepto erróneo por superficial de que el pueblo sigue casi analfabeta en política seria, prefiere a un dirigente de aspecto típicamente criollo, un llanerazo de estampa rústica y gracia parlante, de estatura y fisonomía que represente a la mayoría étnica con predominio africano, indígena o de mezclas en las que poco asoma el blanco ibérico. Desde el 12-F, 3 millones de la co munidad mayormente mestiza venezolana registró que, a fuerza de golpes, desengaños y duelos, sin escuela formal ni abstractas premisas, trascendió malas mañas, aprendió a distinguir apariencia de esencia, ser de parecer, conversa directa de jaquetonería bélica, positiva acción concreta de vacío delirio. Si cedemos a la manía de etiquetar todo, se puede asegurar que buena parte de nuestra población ha practicado mucho tiempo lo que Nelson Mandela reveló ante el mundo como mal del siglo y Amós Oz analiza a fondo en su obra. El autorracismo, reaccionar con dogmas apartándose del resto, mientras supuestamente se lucha contra el fanatismo y la segregación. Segundo. Porque el rastro mun dial refleja que la ascendencia judía es una...

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