Leche politizada

De nuevo el problema del abastecimiento de leche a los consumidores hace crisis por las permanentes tonterías que comete el Gobierno. A los bolivarianos les cuesta entender que son unos solemnes ignorantes en este tipo de negocios. Si fueran un poquito modestos intentarían aprender poco a poco cómo se mueve este tipo de producto y sus diferentes formas de procesarlo, envasarlo, almacenarlo y distribuirlo. Decirle a un militar chavista qué es y en qué consiste un inventario normal en un almacén de leche es como explicarle a un niño cómo se maneja un tanque militar, con la diferencia de que éste no se atrevería a poner en marcha irresponsablemente esa máquina de guerra. De manera que el niño le gana al militar, no porque sea mejor sino porque reconoce que puede causar desastres si se pone a accionar lo que no debe.

Pero en esta revolución con decorados de anime, con espejismo de cartón, todo puede pasar como ridículamente ocurrió: se allanaron almacenes de productos de consumo popular que están regulados y que no tienen ningunas ganas de ser multados porque saben que esos productos no implican ganancias para sus compañías, pues ya, de por sí, se producen por debajo del costo. Sólo a un idiota se le ocurre la tontería que determinada cantidad de productos están acaparados cuando, en verdad, están a la espera de su distribución a los comerciantes y minoristas en un tiempo máximo de 24 o 48 horas. Y esto último a pérdida porque, como bien se sabe, mover los inventarios lo más rápido posible es lo que permite a los comerciantes reponer caja y adecuarse a cualquier ajuste por inflación.

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