Los lectores se interesan por los libros digitales

Desde 1970 comenzaron a crearse bibliotecas y dispositivos electrónicos para la lectura de esos documentos compuestos por bits. Fue 10 años antes de la aparición de las computadoras personales y, si bien esos conceptos iniciales se aplicaron a los portátiles tipo tableta, los dispositivos para la visualización de libros y documentos digitales se centraron en la búsqueda de una mejor opción de lectura de las que proporciona una laptop convencional. Cuatro décadas después los libros de papel pierden terreno frente a los textos digitales. Un estudio reciente de la empresa estadounidense Gartner calcula que las ventas de lectores o visualizadores de libros digitales llegará a 6,6 millones de dispositivos este año, casi 90% más de lo que se vendió en 2009. Tres equipos se disputan este mercado: el Kindle, de Amazon, el e-Reader, de Sony y el Nook, de Barnes and Noble. Evidentemente esta cifra es minúscula en comparación con las ventas de los libros físicos, que suman miles de millones al año sólo en Estados Unidos, pero hay dos factores importantes que señalan cambios importantes en un futuro cercano. Amazon.com comenzó a superar en ventas a las dos cadenas de librerías más grandes del país, Barnes and Noble y Borders, quienes se vieron obligadas a mejorar sus tiendas electrónicas. Además, Amazon está vendiendo más libros digitales dirigidos al Kindle, que físicos. Bits en el papel. Un lector digi tal ofrece la posibilidad de almacenar cientos o miles de libros en una delgada tableta de poco peso. A través de software especializado se puede variar el tamaño de la letra o el espacio entre líneas; igualmente se pueden marcar secciones del texto o crear anotaciones a medida que se lee, que quedan almacenadas. Desde el punto de vista tec nológico, los visualizadores o lectores electrónicos tienen una ventaja indiscutible: las pantallas no tienen retroiluminación y los pixeles no son luminosos. Están constituidos por unas microesferas que alojan partículas blancas cargadas negativamente y partículas negras cargadas positivamente. Una señal eléctrica enviada a cada microcápsula determina el color resultante de cada pixel, que puede ser negro, blanco color del papel, o adoptar un valor intermedio en una escala de grises. A este proceso se le conoce como e-ink y es óptimo para simular con muy buena fidelidad la página de un libro físico, pero no para imágenes en movimiento. Allí está su mayor ventaja y su mayor debilidad. Un dispositivo como el...

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