La llegada de la lemna paraliza la pesca en el lago de Maracaibo

Desde mediados de mayo la orilla del lago de Maracaibo está quieta y brillante. Exhibe un color verde que parece grama, pero huele a peces muertos. La fetidez es insoportable. En 2004 se asomó por prime ra vez a las orillas del lago de Maracaibo la lemna sp o lenteja de agua. Desde ese entonces, su ciclo comienza en mayo y termina a finales de septiembre. La llegada del fenómeno causa preocupación entre los pescadores. Gustavo García vive en San ta Rosa de Agua, tal vez el poblado de agua más famoso de Maracaibo, que le debe su popularidad al atractivo turístico de sus palafitos. En el bulevar se venden comidas a base de alimentos del mar, pero cuando la lemna se apodera de las orillas del lago los negocios tienen que ser cerrados. ¿Quién come con esta he diondez? Es como poner la mesa en medio de una cañada, dice el pescador. Para salir de la orilla tenemos que llevar el bote a punta de remo hasta donde la planta se concentre menos, y ahí bajamos el motor y lo ponemos a funcionar. Así no sufre tanto, aunque igual se daña, relata. Incluso así no hay garantía de una buena pesca: En vez de sacar peces sacamos lemna revuelta con petróleo, y ni hablar de los camarones; con suerte se recogen 10 kilos. Este año lo que más le pre ocupa es la indiferencia gubernamental, pues antes el Ministerio de Ambiente contrataba a los pescadores para recolec tar la lenteja acumulada en las orillas. Nos daban botas de caucho y guantes de hule. Nos pagaban entre 30 bolívares y 50 bolívares la jornada. No podíamos pescar, pero igual obteníamos sustento del lago, se queja. Como en años anteriores, él y su esposa Âque trabaja en un palafito del bulevar como encargada tendrán que buscar un empleo temporal para mantener a sus tres hijos: Ellos lloran cuando aparece la lemna, pues saben que les tocará lidiar con el olor y con el hambre mientras consigo un ingreso. Jesús Alberto Bravo, otro pes cador de Santa Rosa de Agua, no olvida el año 2004, cuando el fenómeno se presentó por primera vez: No sabíamos el daño que podía hacerle a nuestras...

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