La lenta agonía del parque Morrocoy

Las playas del golfo Triste hacen honor a su nombre. Montones de basura y desperdicios se acumulan en la orilla de las aguas oscuras, cuyo sospechoso color se extiende por lo menos 80 metros mar adentro, donde se aclaran para convertirse en un espectáculo de pureza cristalina.

Varios kilómetros más allá, el Parque Nacional Morrocoy, refugio protegido de biodiversidad, agoniza sin alarde ante la mirada de propios y visitantes.

"En muchos cayos, el agua todavía es transparente y la arena, blanca. Por eso es que ante los rumores de una crisis ambiental, la gente no comprende y decide creer que no es verdad", afirma Andrés Osorio, oceanógrafo de la Fundación La Tortuga, quien durante 23 años estuvo residenciado en Tucacas, donde se dedicó a realizar estudios sobre el parque. "Antes se podía mirar sin esfuerzo hasta una profundidad de 30 metros, ahora apenas alcanzamos a observar 6 metros", dice.

Alteraciones en el ecosistema han originado cambios profundos en algunas áreas como cayo Pelón, uno de los puntos favoritos de los bañistas. "Era un sitio curioso porque desaparecía cuando la marea subía y luego se mostraba otra vez. Hace dos años que no lo vemos. No creo que vuelva a emerger", confiesa un poco triste Darío Blanco, vecino de Tucacas, que presta sus servicios a los turistas como lanchero.

El equilibrio del parque se fracturó cuando en 1996, un fenómeno que aún no ha podido ser explicado con claridad, acabó con 95% del arrecife de coral que ocupaba varios cientos de metros, y que fungía como un reservorio natural de varias decenas de especies marinas.

"Ese año ocurrió un fenómeno que acabó con gran parte del coral, esponjas y erizos. Algunos estudios atribuyen el hecho a factores como una intensa temporada de lluvias, cambios en la temperatura del agua, descenso de la salinidad e, incluso, altos niveles de toxicidad de las plantas de refinería petrolera localizadas en el eje Puerto Cabello-Boca de Aroa". El episodio hizo que aparecieran grandes cantidades de plancton, que desoxigenaron el agua y mataron toda forma de vida a su paso.

En ese momento desaparecieron también peces productores de arena, responsables de alimentar la extensión de varios islotes, incluido cayo Pelón, especialmente vulnerable por su tamaño. "Si sumamos la muerte del coral y la migración de esos peces, el resultado es un parque tan vulnerable que si la recuperación comenzara hoy, nos llevaría entre 20 y 30 años curarlo de los males que sufre".

Sedimentos y...

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