Libros: Aurelio Arteta II

Pasa con el mal ordinario que es difuso, insidioso, superficial, no siempre fácil de determinar. Le acompaña la insensibilidad, el bostezo del nihilista moral, la percepción de que se trata de algo normal. Además, bien y mal coexisten en cualquier persona o en cualquier situación. Si el mal pasado tiende a pare cernos como algo ajeno como una experiencia que se interna hacia lo lejano, el mal del presente es opaco, envuelto por el exceso de realidad de nuestros días. Aurelio Arteta sostiene: ni las personas ni los grupos quieren ser víctimas. Sin embargo, todos desean haberlo sido. El estatuto de víctima es una aspiración. El victimismo tiene sus gratificaciones comento aquí Mal consentido, Alianza Editorial, España, 2010. La tensión del mal no se desplie ga únicamente entre el agresor y su víctima: el consentidor es también un agente activo, el tercero en discordia. Puede pensarse que su indiferencia equivale a una renuncia. Pero renunciar a la facultad de oponerse es un modo de actuar. Quien se cruza de brazos, asume una conducta que tiene consecuencias. El consentimiento legitima la injusticia. Esto equivale a decir que el mal de consentimiento es suficiente por sí mismo. Dice Arteta con palabras que nos increpan: El mal consentido el consentimiento del mal puede antojarse incluso más repugnante que el mal cometido: ya sea por su mayor facilidad para ser consumado, ya sea por la hipocresía habitual que intenta encubrirlo o...

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