Libros: Emilia Pardo Bazán

Venía de una lucha, hoy protagonizaba otra mientras se preguntaba cómo sería el combate del día siguiente. No cejaba. No retrocedía. Había en ella el engranaje de lo táctico y lo estratégico. Sabía esperar su momento.Ubicarse en el lugar más adecuado a la sombra de las circunstancias. Pero no retrocedía. Ni tuvo nunca empacho alguno en reconocer sus errores. O hablar de las cosas que se proponía y que no alcanzaba.Emilia Pardo Bazán nació en La Coruña, en 1851, en el seno de una familia acomodada. La biblioteca de su padre, famosa por la riqueza de sus temáticas, es un síntoma de la atmósfera de sensibilidad y estima por los bienes de la cultura, en la que creció. Todo en ella era voraz: viajar, visitar museos, leer a Goethe y a Shakespeare, conversar con Zola o Goncourt. Autodidacta de una persistencia tal que debió acostumbrarse tanto al reconocimiento como al rechazo.Nadaba a contracorriente. Con brazadas muy visibles. Nada le fue fácil. Debió, y en esto no hay deseo alguno de construir una heroína, disputarles el terreno a unos caballeros que la negaban, la descalificaban por el hecho de ser mujer, pero no una más, sino una mujer de talento y ambiciones. En la España del siglo XIX, una personalidad como la de Emilia Pardo Bazán vivía sometida al doble fuego de las pequeñas miserias y de la crítica insustancial.A lo anterior hay que añadir es to: era una mujer de pasiones. Lo que comenzó como un vínculo con el que consideraba un maestro y escritor admirable, adquirió con el tiempo el espesor y la textura múltiple del...

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